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29 mar 2012

"La soledad del corredor de fondo"

PAIN IS INEVITABLE SUFFERING IS OPTIONAL… me decía mientras mis piernas se convertían en piedras… Lo leí en el libro de Murakami: ”De qué hablo cuando hablo de correr”, durante el verano dentro de la preparación físico/psicológica a la que te enfrentas los meses previos: PAIN IS INEVITABLE SUFFERING IS OPTIONAL… pero el sufrimiento aparece y no te deja pensar en otra cosa… las piernas pesan como losas y vas perdiendo minutos… maldito ritmo!!… maldito ritmo!! te repites… “demasiado correctivo para mis piernas…, he metido un ritmo demasiado fuerte”, “sé que lo estoy pagando pero quedan seis kilómetros y son míos”, “si he llegado hasta aquí puedo hacerlo decentemente”… “hay que seguir”… “tranquilo que se acaba… y sí.. sí quiero sufrir………………………… hasta dejar de hacerlo… hasta llegar…”.

Mucha leyenda y literatura alrededor de esta prueba: Filípides y la guerra entre griegos y persas, Spyridon Louis y  los Juegos Olímpicos de 1896, la distancia entre Windsor y el estadio White City… todo ello da nombre a la prueba del Maratón,  una prueba extrema a la que restamos importancia cuando la concluyes pero que es durísima, sobre todo si imprimes un tempo exigente…

Y ese fue mi reto… concluir la prueba en 3 horas y 18 minutos y mejorar mi anterior y primer maratón en 20 minutos… el desenlace… sigan leyendo rufianes!!

“La soledad del corredor de fondo” (1) es creo el literal que mejor describe el entrenamiento diario al que se enfrenta cualquier fondista, sea o no aficionado.

Dicen que “tu edad es directamente proporcional a la capacidad que tengas para juntar amigos para montar un partido de fútbol” qué gran verdad. El trabajo, las obligaciones diarias y demás interferencias cotidianas hacen que el deporte que vienes practicando desde pequeño y con el que tanto te has divertido, sea cada vez más complicado practicarlo. Sin embargo, correr es algo individual, fácil, relativamente barato y que puedes practicar en cualquier momento y lugar… todo ventajas…

Hace algunos años que elegí este deporte pero sólo desde hace dos lo practico más en serio y tengo que decir que se ha convertido en una “necesidad”, una obligación física, una dependencia psíquico-fisiológica… endorfinas, proteínas del placer, neurotransmisores de la felicidad  o sustancias epicúreas… y puede resultar un tópico… pero esto engancha y sí… correr nos hace más felices y está demostrado científicamente; y no es sólo de “ladrones y malos toreros” sino también de todo tipo de gentes…

Meses de preparación, entrenamientos en solitario, largos acompañado por mis estimados compañeros de fatigas, recreaciones mentales de cómo será la llegada a meta, molestias, sensaciones positivas y negativas, tiempos que ilusionan y otros que te “ponen en tu sitio”… y llega el momento de la carrera para la que llevas unos cuantos kilómetros acumulados.

Me encontraba muy fuerte y, pese a no encontrar entre la multitud a mi compañero de entrenamientos, el gran Fermín, los primeros diez kilómetros pasaron rápido, más rápido de lo que deberían haber pasado de hecho…

Llegué a la mitad del trayecto, km 21, con una media de 4:35 min/km rodando mejor que en los entrenamientos largos (4:40 min). La moral por las nubes y pensando que estos 5 segundos eran debidos a la inercia de la competición que te hace siempre dar más de lo que tienes… Yes I can!!

En el km 33, un rufián (el Marqués) y mi familia esperaban, “ibas como una moto” Palace dixit y a fe que era cierto… pero la gran aventura de la maratón te lleva a encontrarte con algunos contratiempos…




Km 35: llego con una media de 4:38 min/km (2:42 minutos de trayecto, mejor incluso que en el último entrenamiento de esa misma distancia) pero llegó el km 36 y empezaron a flaquear las piernas, una sensación de congelación muscular, de peso, mucho peso en cada una de las extremidades inferiores. Al principio fue una sensación, luego una preocupación y finalmente una realidad que no pudo conmigo mental pero sí físicamente. El pensamiento fue “he gripado” como si de una vespa se tratara… y sí había gripado. Empecé a perder tiempo y todavía quedaban 5 kilómetros (estábamos ya en el km 37). Se hicieron duros, muy duros. Experimenté el conocido por los maratonianos como el “muro”, y me repetía continuamente, mientras iba perdiendo tiempo: “esto es el muro pero tú puedes con él”, “tranquilo Ettore porque vas a acabarlo y vas a mejorar mucho la marca de la anterior maratón”, ¡Vamoooooossssssssss!” me iba alentando… 


Km 40. Decido parar 30 segundos para tomar isotónico y recuperar sensaciones. Fue todo un acierto. Recuperé inmediatamente y al ponerme en marcha, en la siguiente rotonda, ahí estaba otra vez “mi grada particular” que fue fundamental en esos dos kilómetros. Mi hermano salió a mi encuentro y me contagió de energía para volver a creer que podía bajar de 3 h 25 min. Aquel instante fue fundamental, seguí a todo lo que daba mi cuerpo, que no era mucho. Entraba en los dos últimos kilómetros con otra mentalidad, ya quedaba poco, se amontonan los recuerdos, de repente Murakami y sus sabias palabras, el beso de mi hermano en la retina, mi familia, Empar…Todos esos momentos de entrenamiento repartidos por numerosas ciudades, cientos de paisajes en el disco duro dando vueltas y la línea de meta muy cerca, meta no sólo de esta carrera sino de todos los kilómetros de entrenamiento de un año. La gente detrás de las vallas alentando, la ciudad de las Artes como escenario, la pasarela a través del lago y correr sobre las aguas… mi pulsómetro indicaba que podía bajar las 3 horas 25 minutos, aunque mi objetivo inicial fuera 3:18 no podía ser ya pero sí podía convertirme en sub 3’25 tras haber padecido el temido muro. Casi 14 minutos menos que el anterior maratón era un éxito… “¡corre corre Ettore correeeee!”... y por fin mi llegada a meta, con el rostro roto pero feliz. La sensación es extraña, estás deseando acabar y cuando acabas te encuentras fuera de ti, no del todo exultante, pero sí con la sensación de haberlo hecho muy bien, podría haber sido excelente pero no pudo ser. 

Los corredores siempre tenemos un sabor agridulce por el maldito condicionante de la marca. Si hubiera hecho 3 horas 18 minutos, seguro que hubiera pensado que podía haber hecho un tiempo mejor… las manos de mi sobrino y mi hermano entre el público de meta… lágrimas, dolor, mucha emoción… y un solo pensamiento: 3 horas y 15 minutos en el próximo Maratón de Valencia. 

Speriamo bene ragazzi!!!…


(1). Título que da nombre a la película de Tony Richardson en la que Colin (Tom Courtenay) encarna a un personaje internado en un reformatorio que canaliza toda su frustración corriendo, demostrando poco a poco sus fantásticas cualidades como fondista. Una escena final magistral con final made in Truffaut culmina un film básico para cualquier cinéfilo y aficionado a este deporte.



Ettore Elbou

6 comentarios:

  1. Grande toro!!!!!!!!!! lo prometido es deuda y hoy por fin podemos leer lo q siente al hacer un maraton........ saludos y enhorabuena..

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  2. Corre toro corre!!! saludos!

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  3. SCIARPA LO EUNUCO30 de marzo de 2012, 2:45

    LEÍDOS LOS LIBROS Y VISTA LA PELÍCULA. ESTO ES QUEBEC Y TODO LO DEMÁS...CORRER. CONGRATULAZIONE!!!.

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  4. SCIARPA LO EUNUCO30 de marzo de 2012, 6:03

    Y AHORA SIGAMOS CORRIENDO. SIGAMOS CORRIENDO PORQUE SOMOS LOS MEJORES!!! VAMOS TODOS A CORRER....SIGAMOS CORRIENDO. QUÉ GRANDE ES CORRER!!!...

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  5. Qué bien lo has expresado Héctor! Y qué razón tienes, quién ha corrido un maratón y ha querido exprimirse al máximo te entiende como nadie!

    Juan

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  6. Toro eres una maquina, mucho merito, da igual la marca solo
    con acabarlo merece todos mis respetos.

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